Un gran proyecto...


...y un grupo perfecto.


     Me encantaba mi grupo de penúltimo año secundaria, era simplemente perfecto. Aunque bueno, no en todo, el problema surgía cuando debíamos hacer algún trabajo grupal... comenzaba desde ponerse de acuerdo con el tema, hasta definir un lugar y horario para trabajar juntos. Y aunque nunca nos resultó problemático a la hora de juntarnos para comer, salir de paseo o ver una película, reunirnos para hacer algo productivo en lo que todos trabajáramos, casi siempre resultaba en un fracaso...

     ¿Cuál es el secreto para que un trabajo grupal salga bien? Humanamente hablando, si todos tuvieran los mismos intereses, una educación similar y se tomaran el tiempo para juntarse y hacer el trabajo al mando de un lider, la cosa podría marchar. Pero, si emprendieras un proyecto con gente de diferentes profesiones (y algunos que ni tengan una), edades, culturas y que ni siquiera puedan juntarse para hablar ¿Qué podría salir de eso? No se que saldría ahora, pero gracias a un grupo así, hoy tenemos la Biblia en nuestras manos.

     Muchos de sus autores no se conocieron entre si y en muchos sentidos fueron completamente diferentes los unos de los otros ¿Qué hizo que este proyecto funcionara y se mantuviera hasta hoy?

"Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas," Hebreos 1: 1
"y Jehová les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros algún profeta de Jehová, me apareceré a él en visión. En sueños le hablaré." Números 12: 6


     Allí está el secreto, Dios hablaba y ellos escribían, como leímos anteriormente en 2 Pedro 1: 21, ninguno de ellos escribió su voluntad, o su antojo, es por eso que no necesitaban tener un estudio o profesión "x", y tampoco necesitaban conocerse para ponerse de acuerdo, sólo necesitaban tener la capacidad de dejar de lado sus propios pensamientos para ser guiados por el Espíritu Santo.

     Bueno, hoy la Biblia ya está escrita, podríamos decir que el Espíritu Santo ya hizo su trabajo. Sí, en parte, pues así como fue necesario que cada uno de estos hombres dejaran de lado sus propios intereses para escribir el mensaje de Dios, también hoy es necesario que dejemos los nuestros para que el Espíritu Santo nos ayude a comprender ese mensaje que nos dejó.

  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Uno...

Cortesía...

Olvidarme de mi...